En general la esteatosis hepática y la esteatohepatitis no producen síntomas y son un hallazgo casual al hacer un análisis de sangre en el que se demuestra un aumento de las transaminasas, generalmente la ALT o GOT.
Algunos pacientes con esteatohepatitis refieren síntomas inespecíficos como cansancio, malestar general y molestias inespecíficas en la parte superior derecha del abdomen.
Si la enfermedad evoluciona, lo que ocurre en un pequeño número de pacientes, puede acabar en cirrosis o en cáncer de hígado, con los síntomas propios de estas enfermedades.